domingo, 29 de mayo de 2016

Diario de una explotada: Comercial/asesor/consultor energético

Atención, damas y caballeros, les presento la entrada más importante jamás escrita por estos lares. Voy a salirme de las frikadas típicas para documentar, día tras día (por si acaso, lo publicaré un poco más adelante) mi trabajo como asesora energética, un mundo nebuloso y oscuro de mafia eléctrica y prácticas legal y moralmente sospechosas. 

Adentrémonos, pues, en los oscuros mundos de la precariedad laboral y la explotación para finalizar en la cumbre del trabajador español: "al menos tienes curro" y "no te quejes tanto, que estáis muy comodicos y sin Papá Estado no sabéis ni mear".

Náaah, es que mis jefes eran unos bordes y unos gilipollas y quería vengarme.

LA HISTORIA

Al igual que muchos de vosotros, he entrado en el eterno círculo vicioso de la pescadilla que se muerde la cola: sin experiencia no trabajas, y si no trabajas no ganas experiencia. 

Es más, seguro que pertenezco al perfil de los que seguramente leen las páginas de este blog y al grueso de los parados de España: nacido entre 1985-1995, sin coche (opcional, pero el de tus padres no cuenta), sin casa comprada, sin independizar del todo, sin futura pensión de jubilación, sin hijos ni dinero para tenerlos hasta dentro de 10 años, nunca has cobrado más de 1000 euros al mes, con estudios superiores, una o dos lenguas extranjeras estudiadas y si has trabajado alguna vez, en lo que sea, o ha sido en negro o con un contrato inferior al de un año, para alguien de la generación Baby-Boomer. 

Por si no lo sabías, los Baby Boomer son esos maravillosos especímenes alias "tus padres y sus amigos", que ahora tienen entre 50-65 años, con casa, coche e hijos, que cobran como tres veces más que tú y que trabajan la mitad porque les haces sus tareas, ya que apenas saben manejar un ordenador o leer en inglés y "para eso ya estás tú" o "mira niño llevo 20 años trabajando aquí y tú no eres quién para decirme cómo hacer mi trabajo".

Antecedentes

Estoy hablando de una empresa concreta, pero después de una pequeña búsqueda, estoy 100% segura que esto se puede aplicar a todo el sector.

Encuentro una oferta de Infojobs, en la categoría de azafata de eventos, que era algo así como "queremos que asesores al cliente sobre las diferentes ofertas. Tienes que ser extrovertido, amable, con buenas habilidades sociales, etc.". Jornada completa de y 900 a 1500 brutos al mes. Lo de las habilidades sociales bueno, digamos que después de trabajar de cara al público ahora entiendo por qué a alguna gente le da por tirarse desde lo alto de una terraza. Y lo más importante: no me piden ser una modelo de Victoria Secret bajo la excusa de "buena presencia" no se requiere experiencia. Lo del sueldo, seguro que me quedaré el resto de mi vida en 900 pavos. Y la jornada (completa) es una burrada y una mierda (de 9 a 14 y de 15:30 a 19:00, no voy a tener vida ninguna), pero bueno.

Este tipo de trabajo tiene varios nombres: consultor energético, asesor energético, comercial de Endesa, comercial energético... vamos, que pilláis el palo del que van. Y digo de energía, pero los más comunes son de gas, alguna compañía telefónica, de seguros o de cosméticos. Y todos y cada uno de los trabajos son exactamente iguales.

He de aclarar que en este momento estoy echando currículums hasta para trabajar en cosas que ni sabían que existían.

Finalmente, recibo una llamada telefónica. Una señora con acento extranjero -a partir de ahora, La Extranjera- me dice que si todavía estoy interesada, que me pase por la oficina para una entrevista de trabajo. Y que lleve el CV actualizado.

La entrevista es el viernes. Me meto en un soportalillo bastante normalito. La oficina es el bajo de unos apartamentos, hay como tres habitaciones más baño y me apretujo con los otros candidatos en el vestíbulo que hace las veces de despacho de la secretaria. Salvo una señora, ninguno debe pasar de los 30. Comparándome con el resto, a lo mejor debería haberme maquillado más y eso. La oficina no está muy allá, pero las apariencias engañan. Además, tienen un acuario. 

Me llama una señora rubia desde la puerta y me siento en su despacho. Es La Extranjera, y sospecho que la jefa, por lo menos de allí. Tiene un aire muy profesional, de estas poses de "hago mi trabajo de forma pulcra y eficiente". Sí, ya sé que suena a porno, pero tiene más vibras de presentadora de la teletienda que de actriz porno. Conforme me explica de qué va el meollo, va garabateando cosas en mi CV. Trabajan para las comercializadoras de Endesa. Se dedican a ofrecer a los clientes descuentos y tarifas acordes con sus facturas, y cambios de comercializadoras. ¿Eing? Ni puta idea de lo que es. El sueldo base es de 900 euros y conforme vaya avanzando en los puestos, puedo llegar a 1200 o incluso 1600 más comisiones. Muy pronto para hablar de conseguir ascensos, pero con dos meses de contrato ya tengo para tirarme otro año viviendo en mi pisito de estudiantes (y no morirme del asco en el pueblo de mis padres). Por cada contrato realizado al cliente, cobraré una comisión de unos veinte euros. Eso son como dos semanas de comida. ¿Sigo interesada? "Sí, sí", sigo yo en plan entusiasta. Me suena a una mierda de trabajo, pero mientras me pague a mí las facturas, soy capaz de agitar pompones en mitad de la calle. Le aseguro a La Extranjera que el trabajo y lo de hablar cara a cara no me da miedo ninguno. Seré una inútil, pero miedo no me da. Ya he estado con un peto amarillo y una linterna de colorines, y domando animales peligrosos educando adolescentes y encima en otro idioma, esto no es ná. Todo ese entusiasmo y disponibilidad siempre gusta a los examinadores, cuanto más felpudo seas, mejor. Conque me quede dos meses ya tengo todo solucionado hasta el año que viene.

Además, es mi tercera entrevista cara a cara y qué demonios, la primera en la que no me preguntan si tengo pareja o si tengo hijos o planeo tenerlos y eso es un plus.

La Extranjera dice que me llamará antes de la hora de comer si me han escogido. Sobre las 13:30, me llaman. Que me presente al día siguiente en la oficina a las nueve. Estoy dentro.

El entrenamiento. Día 1

A la mañana siguiente, me presento allí a la hora acordada. Hay otros candidatos. Todos son jovencísimos y parecen de buena estampa. El hombre que vino en chándal no ha pasado. Vale.

Nos meten en otra habitación con una pizarrita. Todos los días tenemos como una hora motivacional planificando qué haremos el resto del día, dónde, cómo se hace y felicitando a los que han conseguido contratos. También se marcan los objetivos del día: para los nuevos seguir con el entrenamiento, para los veteranos y los entrenadores, firmar (ahí se dice "cerrar") una serie de contratos. Al igual que los candidatos, los entrenadores son jovencísimos. Lo peor de todo: apesta a secta chunga que no veas. 

No, no es coña. Igual es que soy una cínica y a mí eso de estar un lunes por la mañana sin café chillando "¡Vamos, equipo!" y aplaudiendo como que me corta el rollo. Pero sigo el rollo como los demás. Para colmo, tienes que decir qué has hecho el día anterior, cómo y dónde "has fallado", cómo y con quién has cerrado un contrato y las estrategias que has usado.

Como esto pero en cutre
Ahí nos explican el entrenamiento y la preparación que tendremos. Acompañaremos tres días a un entrenador, que hará su recorrido habitual. Nosotros observaremos y aprenderemos sobre la marcha. "Es muy fácil" nos asegura La Extranjera. Yo no me he enterado ni papa de lo que hacemos exactamente, así que empiezo con la estrategia del avestruz: quédate callada, aprende observando y no hagas preguntas a no ser que sea estrictamente necesario. Esta estrategia es muy sencilla y reduce drásticamente las posibilidades de que la cagues de forma espectacular, y, por tanto, no pases las pruebas. La recomiendo. Nos reparten unas fotocopias hasta arriba de faltas de ortografía y una tarjetita. Al final de nuestra experiencia, en la que tendremos que decir si nos vemos capaces o no, tenemos que responder un pequeño test.







Que alguien les enseñe a escribir, por favor.

En nuestro primer día, vamos a ir a Alcalá la Real. ¿No se suponía que íbamos a estar trabajando cerca? Detalles. Por suerte voy con ropa cómoda, una mochilita y una libreta, por si acaso. Fuera de la oficina, los entrenadores se reparten los candidatos que llevan unos cuantos días de entrenamiento y los candidatos nuevos. Hay dos con coches, nos tenemos que apretujar cinco y cinco. ¿Recuerdas cuando hacías equipos para la gimnasia del cole? Pues lo mismo.

Tras hora y pico, llegamos al sitio. Por Monesvol, menos mal. Al conductor le mola el reggaetón y la salsa mala a toda mecha.

Allí, paramos a desayunar en un bar. Joooooder, hasta las 11 no empezamos. Con razón terminamos a las 19:00 y no a las 17:00, como todo hijo de vecino. Sea lo que sea el trabajo y da igual la pasta que gane, voy a odiar el horario, seguro. Después del desayuno, nos distribuimos como si fuéramos un comando militar. Tú ese barrio, tú ese otro, tú de acá pa'llá... A lo largo de estos días de entrenamiento y trabajo, he llegado a ver tres tipos de entrevistadores:
  1. Los testigos de Jehová/niños pijos.
  2. Los rollo informal.
  3. Los que no sabes cómo van ya que han sido sepultados por chaquetones y fulares, porque este es un trabajo muy poco agradecido y hace una rasca que te mueres.
  4. Y el elemento definitorio por autonomasía: la carpetilla con papeles en la mano.
Me voy con mi entrenador, JM, y Bufandita, una chica que es su 2º día de entrenamiento. Mi trabajo consiste en observar, el de Bufandita, debe empezar a hablar con los clientes siguiendo el guión residencial que nos han dado previamente.

Guión residencial de una entrenadora
Nos metemos en un portal al grito de "compañía eléctrica". En mi fotocopia, JM me enseña cómo apuntar la calle en la que estamos, el portal en el que nos metemos, los pasos que se llegan a dar antes de que el inquilino nos mande a tomar viento y si alguno de los clientes dice algo en plan "pues vuelvan más tarde, que el titular de la línea está...". El objetivo de esto es saber qué casas están vacías y cuáles no y en qué horas, para no volver a tocar. También es necesario analizar hasta cuál de los cinco pasos nos ha dado tiempo a llegar antes de que nos cierren la puerta en las narices.


Sobra decir que a estas alturas, todavía no había pillado gran cosa del asunto. JM no parecía particularmente interesado en cerrar contratos, sino en que Bufandita practicara su guión. No hizo ninguno en todo el día.

A la hora de comer, nos fuimos al bar de por la mañana. Las tapas estaban buenas. Los entrevistadores se pasaban el día mirando el móvil y nos preguntaron a nosotros (los nuevos) que qué tal nos había ido la cosa. Yo dije que sí con todo el entusiasmo del que era capaz (mucho, las sonrisas falsas son mi especialidad).

La comida duró de 14:00 a 16:00. Lógico, no vas a tocar puertas de la gente que está comiendo. Ahora entiendo por qué terminaban a las 19:00. A mí me da repullo eso de tocar a la hora de la siesta (en mi casa es sagrada y mis padres son del tipo agresivo recién levantados) pero qué se le va a hacer. Teníamos el re-hash (forma pija de decir que volviéramos más tarde) de una tienda de chuches, pero tampoco conseguimos el contrato. Quedamos con los otros a las 18:40 para volver a casa. JM debió de cansarse de tocar puertas, nos sentamos en un banco y nos enseñó a Bufandita y a mí a rellenar contratos.

Epa. Joder, qué tarde. Y lo era, sí. Para cuando llegamos a la oficina, eran ya las 20:30. Uno de los entrenadores decía que esto era raro, cuando le pregunté directamente y con cara de niña buena "¿pero no terminamos a las 19:00?". Bueno, un día es un día. Aunque ya a mí me olía mal.

Lo dicho, llegamos a la oficina. La primera pregunta fue si nos veíamos capacitados. Yo dije que sí, total, ni tengo curro ni estudios (no porque no quiera, en serio, es que no me cogen) y la pasta es la pasta. La segundo que hicimos, fue rellenar un minicuestionario con los cinco pasos y los cuatro impulsos, qué habilidades podía aportar, cómo lo había hecho el entrevistador y si había hecho alguna cosa mal. Sobra decir que pasé el cuestionario y La Extranjera me dio la bienvenida a su barco.

El entrenamiento. Día 2

Otra hora de motivación personal. Un par de entrenadores y alguno de los nuevos ha firmado contratos, le damos un aplauso y hacen un paseíllo chocando palmas con todos. El resto del día, es una repetición de lo anterior.

Hoy es mi turno para hablar con los clientes. Volvemos a Alcalá la Real. Esta vez, mi entrenador es El Chuloputas, porque tanto por la pinta como la actitud son producto de una noche loca entre Barney Stinson y Álvaro Reyes. JM ha desaparecido sin dejar rastro. Días más tarde, me enteré de que se estaba yendo por su cuenta a otros pueblos. Es difícil enterarse de cosas, cada vez que haces alguna pregunta, los entrenadores se rebotan como si les hubieras preguntado dónde se guardan las armas nucleares.

El Chuloputas tiene una sempiterna sonrisita condescendiente y poco le falta para poner un pie en toda puerta a punto de cerrarse. Observo alucinada el arte que tiene para engatusar a viejos y tolais (sí, después de dos días yo también sé que van a creer todo lo que les cuente, siempre y cuando lo diga con una cara seria. Y si lo hago con una sonrisa, también). Cada microsegundo en el que vacilo con el guión (mi objetivo del día es hablar con al menos 80 personas), El Chuloputas saca su verborrea interminable. Me instruye (en realidad me está regañando de forma sutil) sobre cómo recitar el guión. Gilipollas, en cuanto te largues voy a clavarla. Se me da esto mejor que a ti, que lo sepas. A la hora de la comida es cuando empiezo otra estrategia completamente distinta: la de la tonta del haba.

Es más sencilla que la anterior, pero mucho, muchísimo más divertida. ¿Conocéis la historia del caballo de Troya, no? Pues eso mismo. El truco está en hacerse como que estás empanado todo el resto del día, mirando constantemente el móvil y el admirando plácidamente vacío, sonriendo falsamente cada vez que hacen alguna broma. Dicho y hecho: media hora más tarde tengo a los veteranos y a los entrenadores cometiendo fallos y sacando sus estrategias delante de mis narices. Las principales: secretismo, secretismo, secretismo.

No se puede hablar en voz alta de que estamos firmando contratos, de cuántos contratos hemos hecho por día, que no venimos directamente de Endesa, las comisiones que cobramos en negro, que no perdamos el tiempo con los viejos, etc. También empiezo a quedarme con las caras y las manías del resto. Bufandita ha firmado un par de contratos (a los nuevos es mucho más fácil pillarles con la guardia baja y que hablen). Falangito es la fantasía húmeda de todo comercial: juventudes del PP, niño pijo y sin escrúpulos, acaba de firmar dos contratos en su primer día. El ex-Canorro tiene novia y se dedica a mirarle el culo a todas las que pasan, así que sospecho que debe de ser discípulo del Chuloputas. Lleva trabajando tres meses y es el propietario del otro coche, al igual que El Chuloputas lo es del mío y lleva en esto ocho meses. El Barbas tiene un salero impresionante. Uno es tan genérico que lo llamaré Oscar (porque tiene los ojos como Oscar Isaac). La Pelirroja acaba de terminar un ciclo en gestión y márketing y es su primer trabajo, así que o es una cría que no sabe nada de la vida, o es una zorra con dos caras como yo y está haciendo esto porque le gusta pillar comisión.

Hoy no ha sido un día productivo para El Chuloputas, sólo ha firmado un contrato y además de última hora, con un tío que lleva una tienda de productos de limpieza. Pero para mí ha sido muy revelador. Me quedo hasta cobrar y salgo con patas. Volvemos a la oficina (por Diosssss que alguien mate al creador del reggaetón), otra vez tardísimo. Sobra decir que me subo por las paredes. He salido de mi casa a las 8:45 y vuelvo a las 20:30. Vuelvo a preguntar si esto de volver tan tarde es normal. Me dicen que no. Ja, ja, y yo voy y me lo creo.

El entrenamiento. Día 3

Esta vez trabajamos sólo hasta media mañana, por eso de que son las fiestas de Navidad, y tal. Vamos a Cájar, que es un pueblo asqueroso en el que no hay nada ni nadie, porque a la mitad de las casas en las que tocamos, o nos salen abuelos, o están de comilona, o ya han pasado por ahí la semana pasada. El ex-Cani insiste en que no "se hace un sitio hasta que hemos pasado nosotros". El Chuloputas me corta la mitad de las veces para soltar su verborrea. Joder, no le consiento ni a mis padres que me interrumpan cuando hablo, y viene este gilipollas y... Enfin.

Durante el desayuno (sí, es un pedazo de día productivo ¬¬), La Pelirroja y El Barbas nos quedamos con la Secretaria, que esta vez ha venido con nosotros. Es bastante imbécil y borde, pero es la que finalmente nos enseña a rellenar los contratos de cambios de comercializadora. Hay que dejar dos huecos en el número de cuenta bancaria y luego mirarlo por Iban Calculator, porque no salen.

Después, practicamos con ella el guión residencial. Yo sigo con mi estrategia de la tonta del haba. En realidad me sé el guión de memoria (y varios atajos para soltar mi rollo en la mitad de tiempo y que me saquen la factura), pero es que quiero que saque sus trapos sucios. Me quedo atascada de la verborrea la mitad de las veces, sonrío, pongo excusas y en definitiva, me hago la tonta del haba mientras me descojono internamente.

Finalmente llego a lo que me interesa: La Extranjera y ella trabajaban en otra empresa, se largaron y La Extranjera abrió la suya propia. La Secretaria reitera lo fácil que es hacer dinero allí y conseguir los contratos necesarios para cobrar las comisiones, que el ambiente de trabajo en la antigua empresa era una mierda y parecía una puta secta y un lavado de cerebros absoluto (ahhh, ¿como lo que haces ahora con nosotros, no?) e incluso un truco para aumentar las posibilidades de venta: Secretaria me enseña a ponerme en el lado izquierdo del cliente, porque ahí se siente más inseguro (la mayoría son diestros) y, por tanto, es más fácilmente manipulable.

Pensaba que trabajábamos para Gas Natural Fenosa. Observo alucinada cómo El Chuloputas intenta hacer que cambien de no sé dónde a Iberdrola. Conque es eso. Da igual a dónde te cambies, lo que importa es que te cambies para pillar la comisión. "Asistencia al cliente y mejor oferta para su tarifa" mi coño.

Primer día oficial de trabajo

La Extranjera me llama -por fin- para firmar mi contrato. Lo firmo sin leer. Soy gilipollas, lo sé, pero siempre puedo hacer que me despidan. La estrategia de la tonta del haba no sirve sólo para recopilar información, sino para dar antecedentes de que eres un inútil y poder usarlo en caso de ser necesaria una salida de emergencia. Si no consigues contratos por día, eres un inútil, ergo, no eres rentable y te despiden ipso-facto. Hoy es mi primer día sola. Así que basta con firmar un contrato -sólo uno- en un plazo inferior a cinco días para demostrar que el entrenamiento ha surtido efecto y ahora eres una vendedora rentable. En definitiva, que la impresión que dejaste como tonta del haba era fruto de los nervios y la inexperiencia de la primera semana. ¿Me seguís? Esta estrategia también es muy útil para seguir trabajando, pero al mismo tiempo, evitar cargos de demasiada responsabilidad (a no ser que seas "hijo de"), en este país más responsabilidad = menos diversión y tiempo libre = no cobras lo suficiente para compensarlo. A veces, un cargo inferior tiene sus ventajas.

Mientras escucho a estos lerdos hacer la charla motivadora del día y felicitar a Bufandita (ronda de "chocar esos cinco" incluida) por su primer contrato y preguntarle cómo lo ha hecho, me doy cuenta de que en mi contrato está mal escrito mi nombre y mi dirección. Eh, que quiero cobrar el primer mes (ya he decidido que no voy a resistir lo suficiente y algo como esto siempre queda bonito en el CV) y los de la Seguridad Social pueden ponerme pegas.

Me meto en el despacho de La Extranjera directamente, pasando olímpicamente de la puta charla motivadora de los cojones. Puedo decir ya aquí sectaria, ¿no? La Extranjera me pide perdón y promete preparármelo para mañana. Lástima, a diferencia de sus empleados, esta señora me cae bien, aunque haga lo que hace. Nos vamos a una parte de la capital, apretujados en los coches. No consigo firmar ningún contrato pero mis ansias homicidas se incrementan.

Todos recibimos el kit de venta para primos este... asesores energéticos:
  • Factura antigua (la que tiene un cuadradito amarillo. Yo tengo una fotocopia en blanco y negro, la de abajo)
  • Factura nueva 
  • Taco de contratos (de Gas Natural Fenosa. Los entrenadores tienen más de otras comercializadoras)
  • Carta mágica




Las negritas no son mías. Hay dos comercializadoras: Energía Siglo XXI y Siglo XXI Unipersonal y sus variantes de nombre. Pero son las mismas.

Este es el guión, salvo con ligeras variaciones (y por variaciones me refiero a que hay varios tipos de clientes y varias respuestas adaptadas a ellos), repetido hasta la saciedad:

Entrenador (toca en el portero en varios pisos a la vez si es un bloque de apartamentos, hay que rentabilizar el tiempo): ¡Compañía eléctrica!
Opción 1: te abren.
Opción 2: el inquilino dice "no quiero comprar nada". Ahí es cuando el entrevistador dice "pero es que vengo a otra revisión/de todos modos tengo que visitar al resto de vecinos".
Opción 3: no hay nadie. Sigue tocando hasta que te abran o cuélate cuando salga/entre alguien.

El entrevistador coge el ascensor hasta el último piso, y desde ahí va bajando. Es más cómodo.

Entrenador (toca el timbre)
Opción 1: No hay nadie. Esperas como 10 segundos y te largas a la siguiente puerta.
Opción 2: Escuchas ruidos. Esperas. 
Si preguntan "¿quién es?" respondes "compañía eléctrica"
Si preguntan "¿quién es?" respondes "comercializadoras de Endesa". La respuesta del cliente a esta siempre es "que son los de Endesa" (hablando con otro de los habitantes de la casa. A estas alturas, nos han repetido varios millones de veces que tenemos que decir que somos los de las comercializadoras, no los enviados de Endesa directamente, para no caer en problemas legales (sospecho que omisión o alteración de información, si eso existe).

Entrenador (poniendo cara de buena gente y alegría infinita): ¡Hola muy buenas!
Cliente (con cara de asco y desprecio absoluto. Normal. O acabas de levantarlo, o está preparando la comida, o se iba a echar una siesta): Hola.
Entrenador: Es usted el titular de la línea/el dueño de la casa. (Ahí, con seguridad. Aquí pueden pasar varias cosas):
Cliente tipo 1 (joven): Yo es que estoy alquilado/a. El titular es mi casero. (En este momento, pedimos información (lo que se llama re-hash). Si el titular no está en un radio de 500 metros y disponibles, nos largamos).
Cliente tipo 2 (un abuelillo): Los entrevistadores pasan de él/ella. Pregunta directamente por los nietos o los hijos que se encargan del tema de la electricidad. Nos han dicho que no desperdiciemos el tiempo con los viejos, que es inmoral -lol- y que no se enteran de nada y por tanto, no van a firmar nada. Pero sé de forma positiva que algunos de mis entrenadores tienen la falta de escrúpulos suficientes como para colarles un contrato. Además, qué cojones, acabo de darme cuenta de qué forma tan sencilla uno puede saber qué pisos están vacíos/habitados por viejos indefensos que viven solos. Cuidad a vuestros abueletes.
Cliente tipo 3 (mujer): Ah, es que eso lo lleva mi marido.
Cliente tipo 4 (hombre): Ah, es que eso lo lleva mi mujer.
Cliente tipo 5 (el hijoputa): ¿Y tu identificación? (Ahí nos han dicho que le tienes que sacar el DNI. No tenemos identificación alguna. Si el tío/a sigue sin convencerse, te largas. Esta pregunta puede salir de forma aleatoria en cualquier parte de la conversación, y el resultado siempre es el mismo: largarse porque te están echando con cajas destempladas. Algunos, como he podido ver, se han imprimido una tarjetita con un par de logotipos y aspecto profesional. Pero eso no significa nada).
Cliente tipo 6 (el perfecto): sí, soy yo.

Entrevistador: Venimos de la compañía eléctrica. Ha habido algunos problemillas con la factura y venimos a revisarla.
Cliente (*pensando* ¡Diossss seguro que me van a meter otro sablazo!): ¿Qué problemas?
Entrevistador tipo 1 (con mucha labia): A algunos de los clientes no se le han aplicado una serie de descuentos que les correspondían y estamos cualificando a cuáles y por qué. *Hace chistes sobre el tiempo, comentarios sobre la familia, el Betis o cualquier detalle relacionado con el cliente*. Sáqueme una factura.
Entrevistador tipo 2 (hasta el coño de tocar porteros, como yo): A algunos de los clientes no se le han aplicado una serie de descuentos que les correspondían y estamos cualificando a cuáles y por qué. Sáqueme una factura. 

El "sáqueme una factura de la luz" es una orden clara y directa enmascarada con sonrisas. En la factura viene tooooodo lo que podemos hacer y toda la tajada que podemos sacar. Si no te saca la factura, insistes sobre cómo los vecinos te la han sacado. Si aun así no quiere, te largas diciendo cosas como "pues si quiere pagar más, es su problema, a mí me da igual". Los débiles y manipulables caen con esto.

Una vez con la factura en la mano, se siguen los siguientes pasos:
  1. Mira quién es el titular. 
  2. La potencia de kilowatios que tiene contratada. Hay dos tipos de tarifas: menos de 10 y más de 10. Las casas normales rondan entre los 3 y los 5 kw contratados.
  3. La comercializadora que tiene (siempre debajo del logotipo de Endesa Luz).
  4. Si tiene algún descuento, en la parte de atrás. Existen los bonos sociales: por pensionista, por desempleo, por dependencia o por familia numerosa). Si lo tiene, dices "está todo perfecto, ya la tiene actualizada" y te largas a buscar al siguiente pringado.
  5. Si no lo tiene y tiene una factura gorda (por gorda me refiero a que la luz le sale a más de 50 pavos al mes), miras los impuestos añadidos (en el rosco de la parte trasera, de color verde). Unos veinte euros se van en impuestos añadidos.
Entrevistador (sacando una factura de la carpetilla): ¿Usted recuerda las antiguas facturas, las de este tipo, con el simbolito amarillo?
Cliente (no recuerda una puta mierda, porque estas facturas se cambiaron en 2009): Sí, sí.
Entrevistador (saca otra): ¿Y que ahora son así?
Cliente (La nueva factura se parece a la que el cliente tiene en las manos): Sí, sí.
Entrevistador: ¿Y sabe por qué se ha cambiado esto?
Cliente: No, ni idea.



Entrevistador (saca la carta mágica): Mire, esto viene por esta carta que se le envió en su momento a todos los clientes. (El entrevistador empieza a leerla en voz alta y enseñándole la factura antigua por detrás). Hasta 2009, Endesa suministraba la electricidad y ponía el precio a las facturas. A partir de la nueva normativa de 2009, Endesa suministra pero quien se encarga del precio de la factura es una de las 25 comercializadoras de Endesa. Si no eliges una comercializadora, te ponen por defecto y automáticamente con las de último recurso, que son Siglo XXI y Unipersonal. Las dos más caras de Endesa. (Siempre, siempre, es una de estas dos. Porque los españoles son unos putos vagos de mierda que no leen lo que les ponen por delante. Y no, lo de las comercializadoras de último de recurso -las caras- y las de libre mercado -más baratas- no viene precisamente en letra pequeñita, a día de hoy y en las facturas actuales sigue habiendo menciones a las comercializadoras y cómo cambiarlas). 

No me preguntéis por la existencia de la carta mágica. No lo sé. Pero sí es cierta la parte de la elección de las comercializadoras y que si no hacías nada te ponían con Siglo XXI y  su versión Unipersonal Siglo XXI.

Cliente (*en shock por ser tan idiota*).
Entrevistador (la frase varía según el entrevistador): Por eso he venido, para comprobar si quiere actualizar su comercializadora (nunca, nunca jamás de los jamases, se dice "cambiar", aunque el cliente lo diga). Para su tarifa y su tipo de contrato, la más adecuada es... (yo sólo sé cambiar a Gas Natural Fenosa. Si el cliente tiene ya una de libre mercado, mis compis son tan especialistas que son capaces de cambiarles a otras como Iberdrola, Eon o el contrato que tengas a mano). 
Entrevistador (ejemplo con Gas Natural Fenosa): Pues esta tiene una congelación de precio de 12 meses con un 8% de descuento en los impuestos añadidos. Estos impuestos (señalas el rosco con quesitos de la parte trasera, que en el cliente son siempre de más de 20 euros) se quedarían en 3,80.
Cliente tipo 1: Pues te vas a la mierda. Yo no me cambio. (El entrevistador se larga).
Cliente tipo 2: Pues tengo que consultarlo con mi pareja/pensármelo bien. (El entrevistador deja su número/consigue que el cliente le diga que vuelva a otra hora. Es mucho más fácil de lo que parece. Si es otro día, el entrevistador manda a la mierda al cliente, porque nosotros vamos por zonas y al día siguiente de peinar un barrio, ya no estamos allí).
Cliente tipo 3: Pues sí, voy a hacer el cambio de comercializadora (el entrevistador saca los papeles adecuados y se frota las manos, porque acaba de ganar 20 euros en comisiones).

Los papeles son tres: un original con calca amarilla atrás y otros dos más.





Se rellena el nombre del titular, el nombre del contador, su número CUPS (es algo así como el DNI del contador), etc, etc. Ahora viene la parte peliaguda: conseguir que te den la fotocopia del DNI (en su defecto le echas una foto con el móvil) y el número de cuenta bancaria. Al oír que tienen que enseñar la cartilla del banco, muchos dan marcha atrás y el contrato se te jode. Pero es cierto, en la factura faltan números de la cuenta.



Tienes que seguir hablando de cualquier tontería mientras rellenas los datos de los papeles, para que al cliente no le de mal rollo el asunto.

Tú te quedas la calca y el cliente se queda con el original. Finalmente, te largas de allí con viento fresco a buscar al siguiente pardillo. El pardillo número 1 puedes usarlo como prueba de que han firmado contigo y engatusar más pardillos que vivan en el mismo bloque. Repetir hasta la saciedad.

Pese a la insistencia de la compañía de usar el guión (simpatía, chistes, etc.) a mí me sacan la factura tras decir exactamente tres putas frases: "compañía eléctrica", "ha habido problemillas con la factura", "sáquemela y la reviso en un segundillo". La cara de buena gente ayuda. Que le den al jodido guión.

Por si no os habéis dado cuenta, no tengo ni puñetera idea de lo que estoy vendiendo.

A la hora de comer, me entero de más oscuros detalles. La mayoría de los veteranos viene de otras empresas parecidas a la que estamos ahora y sale a colación El Innombrable, uno que trabajó hace mucho. Secretaria se ríe de cómo El Innombrable dice que ahora factura 20000 pavos al mes y trabaja desde casa, cuando ella sabe que no curra. Me pongo a investigar más y consigo que me digan la verdad: se deja de tocar a las puertas a las 19:00, no se termina la jornada laboral. Ahhh, amigo. Ahí está lo que quería saber. También me entero de que los entrenadores pillan comisiones por cada nuevo que meten en la compañía.

Llega la hora de volver. Tenemos que buscarnos la vida para volver al centro. ¿Encima que no nos dan de comer ni nada -ni siquiera nos pagan las fotocopias-, eso? Anda que sus den. El Chuloputas me lleva aparte, mientras otro de los entrenadores revisa a Pelirroja y Secretaria a El Barbas. El Chuloputas comprueba mi lista de pisos a los que he tocado y hasta dónde he conseguido soltarles el rollo. Todo con un discurso mega positivo y animador, me dice que lo estoy haciendo muy bien y que ya mejoraré. En realidad he tocado a una burrada de sitios y me han abierto un montonazo de gente, pero a la mitad de ella se me ha olvidado apuntarla en lo de los pasos. Bueh, da igual. Casi ninguno era titular y muchos querían consultarlo con su pareja antes de cambiar nada. Muy bien que hacen.

Segundo día oficial de trabajo (y último)

Charla motivadora. Tengo que recitar el guión residencial a los entrenadores, para ver si lo estoy haciendo bien o mal y en qué estoy fallando. Me meten en el grupo de Whatsaap, al que silencio de inmediato. Cada media hora, Secretaria o alguno de los entrenadores mandan mensajitos tipo "¡Ánimo equipo!", "¡Esa producción!", "Venga que podemosssss" y derivados (léase "cierra contratos y ayúdame a ganar más dinero en el menor tiempo posible"). A dos horas concretas, tengo que contactar con Secretaria y decirle cuántos contratos llevo cerrados, aunque sean 0. De verdad, esta gente podría haber sido el sueño del nacionalsocialismo alemán, entre las charlas motivadoras, la búsqueda de la productividad, el espíritu de equipo, la manía con los recuentos, el control y toda la pesca. Y mira que he trabajado a las órdenes de polis (de los de verdad) y me han grabado por cámaras de seguridad durante mis turnos de trabajo.

Firmo el contrato y nos metemos en un coche para otro barrio de la capital. La conversación va de las comilonas navideñas, de lo caro que se ha puesto el botellón y de lo injusto y atentador contra los derechos humanos que las tías no paguen entrada en las discotecas.


Preñada se pone a fumar. Y luego dicen que el embarazo es un derecho constitucional. Sí, para todos los borregos. Primer bloque, tercera puerta a la que llamo. Unos viejos. Su vecina de enfrente accede a firmar conmigo. ¡Mi primer contrato!

Me pongo en contacto de inmediato con Secretaria (ayer me regañó por no darle el reporte a las horas convenidas. Bitch, please, no llevaba nada que facturar). Me dice que no hacía falta echarle una foto al número de cuenta.

Me relajo y voy de tranquis hasta la hora de comer. Ya tengo lo bastante como para justificar haber echado el día allí. Cuatro clientes en particular me llegan al alma: el primero quiere, y con razón, ver mi identificación y me dice "como comprenderás, yo no voy a firmar nada fiándome sólo de tu palabra". Otros dos se quejan de que ya les han estafado en una cosa de estas, que primero te dan descuentos y tal y luego te meten un seguro que cuesta una pasta y al final están igual o incluso peor que al principio; les cuesta la vida darse de baja y por el camino acaban cobrándoles 300 pavos extra. Me hundo, porque el día anterior conseguí que Secretaria me dijera "si quieres hacerle uno de estos a tu familia o amigos, no tiques la casilla del seguro". El cuarto me echa con cajas destempladas, quejándose que están todas las semanas la compañía de la luz con la misma mierda.

Y hablando del rey de Roma, me encuentro un grupillo en uno de los bajos. Estos son de Iberdrola e incluso me dan una tarjeta. Sensación a Déja Vu a mil, todos llevan la carpetilla de turno.


Cada vez me huele peor. Llamo apuradísima al Ex-Canorro, mi entrenador del día, para avisarle que están por ahí. Ahora entiendo el comentario del cuarto señor. Ex-Canorro me dice que pase de ellos como de la mierda, y que "no se hace un barrio hasta que pasamos nosotros". Y dale. Yo lo que no quiero es perder el tiempo tan tontamente, ya tengo bastante con echarle más de diez putas horas a esta mierda y gastarme dinero en comida y tuppers como para que enciman ni me abran la puerta. Me llega un mensaje de La Extranjera con la dirección de la app donde tengo que registrar los contratos cerrados, si cierro alguno.

Llega la hora de comer y más estrategia de tonta del haba, pasan dos chicas vestidas igual y dos de los entrenadores empiezan a reírse y echar silbiditos. ¿Recordáis el instituto? Pues eso mismo, pero con gente que se supone que es adulta. Me quedé con las ganas de que las chicas se giraran y les incrustaran la zapatilla en la jeta. Aparece Ricitos, que me lleva aparte para comprobar qué he hecho a lo largo del día. Revisa la lista de pisos que he tocado. Me dice que voy bien, pero que vaya mucho más rápido (chasquea los dedos, como hablándole a un perro entrenado). La verdad es que me he pasado como una hora en el pasillo de uno de los bloques haciendo el vago con el móvil, pero esta gente no tiene por qué saber de mi adicción a las nuevas tecnologías. Revisa el contrato, resulta que he calculado mal la potencia anual contratada, y, por tanto, uno de los anexos también están mal rellenados. No pasa nada, se borra con lápiz la calca amarilla y se rellena una nueva fotocopia del anexo y ya está. Que sí, que un fallo lo tiene cualquiera y me parece fantástico poder cambiar cosas rápidamente, sin liarte a darte de baja de una compañía, que como todos sabemos es más fácil sacarse una ingeniería graduándose Cum Laude, pero ahora entiendo por qué la gente hace cada vez más las cosas online. Si me hubiera dado la vena de ponerle una tarifa mucho más cara a mi Contratista, podría haberlo hecho impunemente, ¿quién lo hubiera sabido?

Termina la hora de comer y me vuelvo a los bloques. Es demasiado temprano, las 15:30, no voy a dar por culo tan pronto. Me siento en uno de los pasillos y me pongo a leer el contrato y a investigar por Internet. Damas y caballeros, les presento mi maravilloso contrato de explotada, plagado de faltas de ortografía y por faltarle, le falta la Comic Sans.


Voy a poner los puntos más interesantes del contrato y para evitar que os sangren los ojos, sin faltas de ortografía.

CONTRATO DE SUBDISTRIBUCIÓN

Qué mal suena eso.

Mi nombre, DNI y dirección y los de la empresa.

INTERVIENEN

La empresa se llama La Sociedad, yo me llamo El Agente y los contratos se llaman Solicitudes. Cómo odio el lenguaje jurídico, qué manía de complicarse las cosas. ¿Habéis visto alguna vez una sentencia judicial en inglés o en francés? En dos palabras tienes lo que aquí tardamos en decir en 3 párrafos.

La empresa se dedica, entre otras actividades, a la promoción y publicidad.

Otras actividades incluyen fastidiar siestas, por lo visto. Y ser parciales en las solicitudes de cambios de comercializadora.

Blablabla El Agente puede desempeñar esta actividad blablabla contrato de Agencia mercantil para venta multinivel blablabla en la provincia de X.

Qué mal suena lo de la venta multinivel. Y mentira, que nos fuimos a la provincia de al lado.

CLÁUSULAS
La cláusula Primera y Segunda me eximen de riesgo y ventura de las operaciones al tiempo que carezco de cualquier poder de representación que pueda obligar a la Sociedad.

Vamos, escurrir el bulto.

La cláusula Tercera dice que la Sociedad me da todos los documentos necesarios

Al menos me dan algunas fotocopias.

La cláusula Cuarta confirme que promuevo activamente las Solicitudes [...] con la diligencia de un buen comerciante, exclusivamente de forma personal y directa siempre de acuerdo con la legislación aplicable.

Qué forma más bonita de llamar "tocar al timbre". ¿Y a qué legislación se refiere?


La cláusula Quinta dice que realizaré las actividades como empresario independiente [...] pero nunca en las dependencias de la empresa X [...] dando cumplimiento por su cuenta de toda la normativa vigente que le sea aplicable y, en especial, las de carácter fiscal [...] laboral, [...] así como los de género contable y, de ser preciso, los de colegiación.

Me suena a mil millones de impuestos para un sueldo de 900 pavos al mes.

La cláusula Sexta son obligaciones del Agente las propias del buen comerciante

Lo más interesante de este punto es que no puedo promocionar cosas de la competencia o a ofrecer descuentos. ¿El bien del cliente? ¿Qué es eso? ¿Se come?

La cláusula Séptima obliga a la Sociedad a pagarme las comisiones, proporcionarme información y documentación e informarme de las ofertas.

Pero pagarme el bus de vuelta, la comida y las fotocopias, nanai, ¿no?

La cláusula Octava dice que no puedo mentir y que la Sociedad no se hace responsable de mis mentiras.

Más escurrimiento de bulto. Por si no sonaba lo bastante sospechoso.

La cláusula Novena habla sobre las comisiones. [...] Dicha comisión se devengará y liquidará mensualmente. La comisión se pagará en líquido después de la presentación de la correspondiente factura y de la aplicación IVA, IRPF y resto de tributos y tasas [...]. Cuando finalice los servicios de colaboración prestados por el Agente, las comisiones pendientes de cobro se efectuarán 120 días hábiles después de la fecha correspondiente de pago acordadas por el Agente y la Sociedad (del 18 al 28 de cada mes)...

¿Mis comisiones en negro también pagan impuestos? ¿Tardan tanto en pagarlas para escaquearse? ¿120 putos días? ¿Y si la empresa quiebra antes?

Cláusula Décima. En el supuesto de que un primer Agente incorpore a un nuevo Agente a la red comercial, la Sociedad sólo pagará al Agente auspiciador comisiones por las ventas...

Un momento. ¿Eso significa que si hubiera cerrado algún contrato en el periodo de entrenamiento, mi entrenador se quedaba con mi comisión? Grandísimos hijos de la gran puta.

Cláusula Undécima. El Agente correrá con todos los gastos originados [...]. El Agente se responsabilizará del ingreso en Hacienda...

Ya me he dado cuenta, rácanos de mierda.


Cláusula Decimosegunda. [...] Se comprometen a no revelar, bajo ninguna circunstancia, parte alguna de su contenido, ni del sistema de comercialización de la Sociedad, ni de la empresa promocionada, ni a divulgar los secretos o confidencias que puedan desprenderse en la relación entre ambas partes.

LOL, díselo a la cámara de mi móvil, mi Twitter, mi Facebook y mi conexión de 30 megas, puta secta asquerosa.

Cláusula Decimotercera. El presente contrato tendrá la duración de un año.

Me sorprende que la gente dure tanto. Supongo que es lo que tiene la desesperación.

Cláusula Decimocuarta. Si me voy yo, tengo que preavisar con un mes de antelación. La Sociedad puede largarme si incumplo alguna de las cláusulas (con o sin preaviso) y pueden despedirme si les sale del jigo o si coincidentemente, se declaran en quiebra o suspensión de pagos.

Maravilloso.

Las cláusulas decimoquinta y decimosexta no tienen nada en particular.

Cláusula Decimoséptima. Las partes acuerdan que, tras la extinción del Contrato, el Agente no recibirá ningún tipo de indemnización que por derecho le pudiera corresponder, en tanto que dicho concepto le habrá sido satisfecho por anticipado en forma de comisiones más altas.

¿No hay finiquito? ¿Eso no es ilegal? Y si el tema de las comisiones apesta... ¿Eso significa que me pueden trolear y no pagármelas?

Las cláusulas decimoctava, decimonovena y vigésima estipulan que vendes tu alma a la empresa y de forma exclusiva.

Cláusula Vigesimoprimera. [La empresa] no se hace responsable frente al Agente ni frente a los clientes por cualquier contingencia o retraso en la entrega de las Solicitudes derivado de causas ajenas a la misma.

Oséase, si se pierde algún papel, tú te comes el marrón.

Las cláusulas vigesimosegunda, vigesimotercera y vigesimocuarta también son aburridas.


Firma mía y de la Sociedad, con la fecha y el nombre de la ciudad.

ANEXO 1

Comercialización de servicios

La distribuidora [empresa] autoriza a [yo] a la subdistribución del servicio EON España/Iberdrola/Gas Natural/Factor energía/Ame/Endesa de electricidad.

Recuerdo a mis entrenadores decir claramente cómo Iberdrola y EON son de las caras para intentar cerrar contratos con Gas Natural.

ANEXO II

La distribuidora [empresa] autoriza a [yo] a ampliar el territorio de desarrollo de la subdistribución a la zona de [mi provincia].

¿Desde cuándo tengo libertad para eso? No tenemos ni voz ni voto ante las decisiones de los superiores (los veteranos). Simplemente nos meten en los coches y arreando a donde sea.


ANEXO III

[...] la distribuidora establece mensualmente retribuir al asesor con una cantidad de 900€ por rentabilizar a la distribuidora la cantidad de 45 puntos de comisión mensual. En caso de no rentabilizarlo la distribuidora sustituirá los 900€ dando al asesor 21,78€ por cada punto de comisión rentabilizado a la misma por no cumplir el objetivo establecido de 45 puntos de comisión mensual.

[...] la distribuidora tiene un horario de recogida de material y formaciones de productos en un horario comprendido entre las 9:00 am a 10:00 am de lunes a viernes en días laborales.

Espera.

¿Qué?

Si no consigo los 45 puntos de los huevos, ¿pueden largarme y encima sin cobrar? ¿Por toda la cara? ¡Por eso esos malditos bastardos dan tanto la brasa por el grupo de Wassap y buscan todos los meses nuevos empleados! ¡Y encima es legal, porque he firmado el puto contrato! Suponiendo que cae la breva y haces 1 punto por día de trabajo. Eso son 435,6€ por un mes entero de trabajo, 10 horas fuera de tu casa y gastándote en comida y desplazamiento. Y encima no pone cuándo terminamos de trabajar.

Y que como te hayas dado de alta en la SS, se te queda en todavía menos porque más abajo pone claramente: a la firma del presente contrato, el Agente no aporta el original del Modelo 037 Alta Inicio Actividad así como tampoco el Modelo TA-521 Alta en el R.E.T.A. Se le indica que la empresa le concede un periodo de no más de 20 días para que aporte los originales con los que poder contrastar las copias.

¿De qué tienen la cara, de hormigón armado? ¿De diamante? ¿Del contenido de la jeta de un político? No solo tengo que hacer yo todo el papeleo, sino que encima, dado que no puedo vender otra cosa, soy una falsa autónoma.

Sigo investigando. Gracias a los comentarios de los entrenadores, descubro que mi empresa es la subcontrata de una subcontrata de Iberdrola y Gas Natural Fenosa. Lo máximo referente a la profesión que he encontrado (que no sea lo bonito que dicen las empresas sobre a qué se dedican) han sido estos enlaces:

He estado trabajando de Asesor Energético en Endesa y respondo a vuestras preguntas

Y el utilísimo Estafas Energéticas

Y ya está. El resto es una nebulosa de secretismo. Ahora entiendo claramente por qué.

En esos escalones, es cuando paso a la estrategia del Caballo de Troya, la última de todas: voy a destruir a estos bastardos. Gracias a Bill Gates, hoy existe Internet y sus infinitas posibilidades de joder a la gente. Me paso el resto de la tarde en el pasillo (coño, hoy en día hay calefacción hasta allí... por favor, aislad mejor vuestras casas que luego llega la factura). A la hora acordada, vuelvo donde hemos quedado, donde me vuelven a hacer el puto recuento de las narices. Consigo acoplarme en uno de los coches (pero qué rancios son, por favaaaar) y volvemos a la oficina. Adiós para siempre, capullos.

Me he saltado los dos últimos días de curro antes de las vacaciones, uno por enfermedad  (tosiendo coff coff por el móvil) y otro cancelado porque no tiene pinta de que vaya a haber nadie para abrirles la puerta. Voy a consultar con mis abogados (alias Mamá y Papá) sobre el contrato, que vienen a confirmarme todo lo que he escrito arriba. Fantásssstico. Cuando pasan las vacaciones, llamo a la empresa por teléfono, dejo un mensaje y dimito. Que les den. Todavía tengo que devolverles los papelajos que les he dado. Iré porque quiero preguntarle a la cara a La Extranjera por qué estaba en régimen de autónoma y por qué no me han dado de alta en la Seguridad Social. Me vuelvo derechita a la cola de la oficina de empleo. También llamo a mi clienta, para decirle que no la he cambiado de comercializadora y que voy a destruir todos los documentos que me ha dado. Lo siento, chati.

Y aquí terminan mis breves pero intensas (por los instintos homicidas levantados) experiencias como estafadora asesora energética. Así que aquí van mis consejos:
  • No le abras la puerta a nadie con carpetilla.
  • Mueve el culo, levántante y apaga la puta tele, en vez de dejarla en suspensión. En la factura eso son de 5 a 15 euros. Tele en suspensión (sí, dándole sólo al botoncito del mando "porque es un ratito") = no haces nada.
  • A los que tienen más de 50 euros de factura... ¿qué coño tenéis encendido en la casa?
  • Construir tus propios generadores eléctricos solares o engancharte a la farola de la esquina cada vez tiene más atractivo, ¿a que sí?


¿Cómo puedo pillar los famosos descuentos?

No se puede hacer nada. Si estás con Siglo XXI o su versión de Unipersonal, estás pagando lo máximo con intereses. Si pillas alguno de los descuentos de los cambios de comercializadora, que sepas que tras los meses prometidos de bajos precios, la factura explota. Con lo que es lo mismo.

Sólo hay dos formas de escaquearse: cambiando de comercializadora cada X tiempo (ya puedes elegir: tu antigua comercializadora te empezará a ofrecer más ofertas para que te quedes con ellos, o los chavales de la carpetilla de la comercializadora que sea se masacrarán como en Los Juegos del Hambre para que te vayas con ellos); o pillar alguno de los bonos sociales, que son la mejor opción y hace falta cambiar un montón de legislación para que te los quiten.

Los bonos sociales son de cuatro tipos: por desempleo de larga duración (este es el más difícil de conseguir), por familia numerosa, por dependencia o el mejor, para jubilados. Así que si tenéis algún abuelete, ponedlo como titular de la línea, que podrá ser el titular de varias. Todos pillan unos descuentos de un 20%, más o menos.


Si quieres trabajar como asesor energético... Que es un jodido COMERCIAL QUE TOCA PUERTAS
  1. No lo hagas. Vas a estar trabajando de gratis diez horas, pasando frío y hambre, y gastándote un dinero que no tienes. 
  2. Si tienes un mínimo de ética y moral, no lo hagas.
  3. Si lo haces porque no tienes experiencia y quieres que quede bonito en el currículo, no lo hagas. No aprenderás nada útil para absolutamente ningún otro tipo de trabajo. Salvo descubrir que la gente es bastante subnormal y que no lee lo que le ponen por delante.
  4. Si lo haces por la pasta, no lo hagas. No cobrarás si no cumples la cuota (en mi caso fueron 45 contratos cerrados), así que te habrás tirado un mes trabajando gratis y, para colmo, se quedarán con el fruto de tu esfuerzo.
  5. Si lo haces porque te gusta vender cosas, muérete. Eres una persona despreciable (e increíblemente molesta).

3 comentarios:

  1. Solo por el esfuerzo que has dedicado , y que he leído, darte mas gracias de explicar como es la carroña humana. Por cierto, esto se puede aplicar también a cierto sector de cursos de formación, etc...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Muchas gracias por leerte el tochaco! :) Ya que lo hacía, quería hacerlo con argumentos XD

      Eliminar
  2. Me has dejado con las patas pa'arriba. Increíble, gracias por el esfuerzo de contarlo.

    ResponderEliminar